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Ley de Ciberresiliencia: Navegando por la velocidad y la seguridad con codificación de IA

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Anirban Chatterjee

Sr. Director, Product and Solutions Marketing

5 min read

El desarrollo de software moderno se encuentra atrapado entre dos fuerzas poderosas. Por un lado, las herramientas de codificación de inteligencia artificial (IA) generativa están acelerando la velocidad de desarrollo a expensas de una revisión de seguridad rigurosa. Por otro lado, la Ley de Resiliencia Cibernética (CRA) de la Unión Europea (Reglamento UE 2024/2847), junto con legislación relacionada como la Directiva de Responsabilidad por Productos (PLD), está marcando el comienzo de una era de estricta rendición de cuentas regulatoria, colocando la responsabilidad de prevenir fallas de ciberseguridad directamente en los fabricantes. Esto crea una paradoja crítica: las mismas herramientas utilizadas para construir software más rápido están introduciendo riesgos de seguridad a una escala que la supervisión manual no puede manejar, y la CRA hace a los fabricantes legalmente responsables de estos riesgos.

Para todas las empresas que hacen negocios en la UE –y cabe destacar que no solo las empresas con sede en la UE– esta nueva realidad señala nuevas y significativas complicaciones para la gestión del ciclo de vida del software y la cadena de suministro, especialmente al usar herramientas de codificación de IA. La CRA introduce requisitos obligatorios de ciberseguridad que se aplican a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto, cubriendo los "productos con elementos digitales" (PDE) desde el diseño hasta el fin de su vida útil. Con sanciones severas por incumplimiento —hasta 15 millones de euros o el 2.5% de la facturación global— la CRA exige legalmente un nuevo modelo: uno que exige a las organizaciones moverse rápido, pero demostrar que sus productos están bien construidos desde el principio.

Nuevas Obligaciones Impulsadas por la CRA

El alcance de la CRA es intencionalmente amplio, aplicándose a todos los Productos con Elementos Digitales (PED) disponibles en el mercado de la UE, independientemente de la ubicación del fabricante. Esto incluye una amplia gama de productos, como monitores para bebés, aparatos domésticos conectados en red, software B2B, electrónica de consumo conectada y más. Sus requisitos técnicos centrales, detallados en el Anexo I, son extensos. La piedra angular es el mandato de enviar productos "sin vulnerabilidades explotables conocidas" y entregarlos con una "configuración segura por defecto". Otras obligaciones esenciales incluyen la protección contra el acceso no autorizado, la garantía de la confidencialidad e integridad de los datos, la limitación de las superficies de ataque y la minimización del procesamiento de datos.

La Ley también establece responsabilidades continuas. Los fabricantes deben implementar procesos robustos de gestión de vulnerabilidades, lo que incluye la creación de una Lista de Materiales de Software (SBOM) para sus productos. Se les exige proporcionar actualizaciones de seguridad durante un período de soporte de al menos cinco años. Quizás el requisito más urgente es el plazo de 24 horas para notificar a la agencia de ciberseguridad de la UE, ENISA, sobre cualquier "vulnerabilidad explotada activamente", una regla que exige planes de respuesta a incidentes maduros y bien practicados. Demostrar el cumplimiento requiere una documentación meticulosa, incluida una evaluación de riesgos de ciberseguridad.

Las únicas excepciones son para productos donde ya existe legislación sectorial específica con requisitos de ciberseguridad equivalentes, como para dispositivos médicos, aviación y automóviles. Cierto software de código abierto desarrollado o suministrado fuera del curso de una actividad comercial también está excluido de las obligaciones directas impuestas a los fabricantes, aunque los productos comerciales que incorporan este software permanecen plenamente dentro del alcance. Esta amplia aplicabilidad garantiza que la CRA establezca una base de ciberseguridad horizontal para la economía digital.

La paradoja de la codificación de la IA: velocidad, con riesgo

La rápida adopción de asistentes de codificación con Inteligencia Artificial (IA) introduce una nueva variable para desarrolladores y fabricantes en la ecuación de la conformidad con la Ley de Resiliencia Cibernética (CRA). Si bien estas herramientas aceleran el desarrollo, también plantean riesgos de seguridad significativos. Los modelos de IA, entrenados en enormes repositorios de código públicos, aprenden y replican las innumerables vulnerabilidades y patrones de codificación inseguros contenidos en esos datos. Estudios han demostrado que una porción sustancial —aproximadamente el 40% en algunos casos— del código generado por IA contiene fallos de seguridad como los que se encuentran en la lista CWE Top 25. Algunos ejemplos de mayor exposición a la seguridad incluyen:

  • Replicación de patrones inseguros, como los que provocan la inyección de registros o ataques de secuencias de comandos entre sitios.
  • Uso de bibliotecas de código abierto obsoletas con vulnerabilidades conocidas, o incluso la "alucinación" de paquetes inexistentes (esto crea un vector de ataque potencial donde actores maliciosos pueden registrar esos nombres de paquetes para distribuir malware).
  • Indicaciones deficientes e inseguras para código generado por IA que se reutilizan ampliamente y, combinadas con las alucinaciones de IA, propagan patrones inseguros entre organizaciones.
  • Posible envenenamiento malicioso de los datos de entrenamiento, donde un atacante introduce intencionalmente código vulnerable o con puerta trasera en repositorios públicos que probablemente se extraerán para el entrenamiento de modelos.

La CRA proporciona una respuesta inequívoca a la pregunta de quién es responsable de estos fallos inducidos por la IA: el fabricante del producto final. La regulación no distingue entre el código escrito por un humano y el código sugerido por la IA. Para cumplir con el estándar de diligencia debida de la CRA, las organizaciones deben tratar el código generado por la IA como una entrada no confiable que requiere el mismo nivel de análisis de seguridad automatizado, si no más estricto, que cualquier biblioteca de terceros.

Un marco estratégico para el cumplimiento

Para abordar el doble desafío del código generado por CRA y por IA se necesita un marco que integre la verificación de seguridad automatizada durante todo el ciclo de vida del desarrollo del software.

  • Integrando la Seguridad Desde el Principio: El principio de "seguridad desde el diseño" de la CRA exige que la seguridad se "desplace a la izquierda", es decir, que se incorpore en las primeras etapas del desarrollo. Esto es posible gracias a las herramientas de Análisis Estático de Código y de Pruebas de Seguridad de Aplicaciones Estáticas (SAST) que se integran directamente en el IDE del desarrollador y en el pipeline de CI/CD. Por ejemplo, una herramienta como SonarQube evita que los problemas lleguen a la rama principal al proporcionar a sus desarrolladores retroalimentación inmediata sobre vulnerabilidades y errores de codificación a medida que se escribe el código.
  • Manteniendo el Control del Código Generado por IA: Las organizaciones deben verificar, no solo confiar, en el código generado por IA. Hacer esto a escala requiere la capacidad de detener cualquier código vulnerable o de baja calidad, utilizando barreras de protección automatizadas. Un "quality gate" (puerta de calidad), disponible en SonarQube, puede impedir que cualquier código vulnerable o de baja calidad pase a producción. Este es un punto de control innegociable en la pipeline de CI/CD, independientemente de si el código fue escrito por un desarrollador o por una IA.
  • Dominando la Cadena de Suministro de Software: El mandato de la CRA (Cyber Resilience Act) de incluir un SBOM (Software Bill of Materials) en los productos de software hace que un Análisis de Composición de Software (SCA) robusto sea absolutamente esencial. Un proceso SCA eficaz, como el que se ofrece en la solución Advanced Security de SonarQube, identifica automáticamente los riesgos en su software de código abierto de terceros. Lo logra basándose en la identificación de dependencias y el análisis continuo de vulnerabilidades. Además, este proceso puede asegurar una gestión de vulnerabilidades rastreable gracias a las capacidades de las Listas de Materiales de Software (SBOM).
  • Protección de la Integridad de los Datos: La Ley de Resiliencia Cibernética (CRA) exige que los sistemas sean resistentes a la manipulación y que el impacto de los incidentes de seguridad se minimice. Taint Analysis, una característica de SonarQube que rastrea el flujo de datos de usuario no confiables a través de toda la aplicación y las bibliotecas de terceros para identificar fallas de inyección profundamente incrustadas, aborda directamente estos requisitos.
  • Protección del Acceso al Sistema: SonarQube descubre con frecuencia casos en los que los desarrolladores, sin darse cuenta, suben credenciales codificadas directamente al control de código fuente. Si bien la velocidad del desarrollo asistido por IA es beneficiosa para la productividad, también introduce un riesgo elevado de que esto ocurra. Para mitigar este problema, las herramientas de detección automatizada de secretos son cruciales. Por ejemplo, SonarQube identifica datos de acceso sensibles y se asegura de que sus desarrolladores los eliminen antes de que usted quede expuesto, escaneando toda la base de código en busca de patrones que coincidan con claves API, contraseñas y otros tokens sensibles.
  • Demostrando Cumplimiento: Demostrar el cumplimiento requiere un registro auditable de las actividades de seguridad. Sin embargo, puede ser difícil rastrear todas estas actividades a través de sus bases de código de una manera cohesiva y eficiente. Soluciones como SonarQube incluyen informes que aseguran un acceso rápido y consistente a la documentación que necesita para demostrar el cumplimiento con estándares de seguridad como OWASP Top 10 y CWE Top 25.

Una ventana de oportunidad estrecha

Los plazos de la Ley de Resiliencia Cibernética (CRA) son firmes y se acercan. La obligación de informar sobre vulnerabilidades explotadas activamente se aplica a partir del 11 de septiembre de 2026, y la aplicación completa de la mayoría de las demás disposiciones sigue el 11 de diciembre de 2027.

Las organizaciones deben comenzar a prepararse de inmediato evaluando qué productos entran en el ámbito de aplicación de la CRA, realizando un análisis de las deficiencias de sus procesos actuales, evaluando sus herramientas de seguridad y formalizando sus planes de respuesta a incidentes para cumplir con el estricto plazo de notificación de 24 horas.

La plataforma SonarQube integra todas las capacidades mencionadas en una única solución, lo que garantiza una experiencia fácil de usar y optimizada tanto para desarrolladores como para los encargados de la calidad. Este enfoque integral permite a los equipos implementar el enfoque de "confiar y verificar" de Sonar para mantener altos estándares de calidad y seguridad del código, incluso a medida que adoptan soluciones de codificación de IA, lo que en última instancia conduce a aplicaciones más robustas y confiables.

Los equipos de software que traten la CRA como una mera lista de verificación de cumplimiento que debe gestionarse con herramientas fragmentadas o procesos manuales tendrán dificultades para seguir el ritmo, exponiéndose a un riesgo legal y financiero significativo. Por el contrario, las organizaciones que adoptan el espíritu de la Ley —un compromiso profundo con la producción de software de alta calidad, seguro y confiable desde el principio— pueden transformar esta obligación regulatoria en una poderosa ventaja competitiva. Al implementar un marco integrado para gobernar la calidad y la seguridad de todo el código, independientemente de su origen, las empresas no solo pueden cumplir con sus obligaciones legales, sino también construir productos más robustos, fomentar una mayor confianza del cliente y, en última instancia, innovar más rápido y de forma más segura.

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